martes, 12 de mayo de 2015

-Hoy he vuelto a escribir-

Aquel día de enero que lo cambió todo. Y fíjate que lo empleo como sujeto; podrás imaginar que no lo hago porque sí. Lo hago porque fue el lunes escondido tras la marioneta, manejante, tan culpable como libre de cualquier reproche. Quién le puede mirar con ojos inquisidores, después de todo.
Y lo peor, pensarás, es que lo ha vuelto todo del revés. Nada más lejos de la realidad. El lado más oscuro de toda esta palabrería es que lo dejó todo tal y como se encontraba. Ahí es donde se halla la semilla de todo desperfecto: nada ha movido ficha. O mejor, todo a su alrededor ha seguido hacia adelante. Todo menos ella. Y ya sabes cómo me gusta hablar de una servidora en tercera persona.