lunes, 25 de marzo de 2013

Metamorfosis.

‘Tiempo’. Palabra tan usada como desconocida a la vez. Culpada y empleada como guía. A la que recurrimos en muchos casos en los que no sabemos cómo manejar la situación. “Ya vendrán tiempos mejores”. Pero no vinieron. Ni al día siguiente, ni a la semana, de hecho, creo que sigo esperando que vengan esos tiempos de los que todo el mundo me habla. De malas rachas ya me he cansado, porque, por definición, una racha es un golpe de tiempo, un fragmento cristalizado de la línea que atormenta y puntualiza nuestras vidas, y esto es mucho más que eso. Y entonces, es en esa décima de segundo en la que te das cuenta de que esto no se trata de una simple racha, cuando ves que quizá no todo es achacable al tiempo y que puede que esté en tu mano cambiar esa situación. Pero no es lo típico de querer cambiar de vida, irte fuera un tiempo, renovar aires, no. Se trata de plantarte en frente del espejo, mirarte cara a cara con el yo que ves reflejado y preguntarte: “¿quién eres? Porque hace tiempo que ya no te conozco.” Y pensar, reflexionar, calibrar, aceptar, querer, desear, gritar, NO CONFORMARSE. Justo cuando la oruga, inmadura e indefensa, cree que no hay nada por lo que vivir, se convirtió en mariposa.